Esta milenaria práctica nació como un arte marcial en la antigua China, pero con el paso del tiempo, fue desarrollando
otras dos facetas complementarias: la terapéutica y la espiritual. Así, dependiendo de la motivación del practicante,
se puede hacer más hicapié en un aspecto u otro, aunque lo ideal es integrar los tres en un todo.
Sea cual sea el objetivo, siempre aprenderemos algo más de nosotros mismos: a escucharnos, a entender
aquello que nos sucede y, en definitiva, a conocernos un poco mejor.
En el plano terapéutico, se ha constatado que la práctica regular de Tai Chi Chuan
contribuye a:
Si somos mínimamente constantes, el Tai Chi puede prevenir muchas pequeñas y grandes enfermedades
y proporcionarnos una salud óptima.
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Las clases son impartidas por:
Cristina de la Torre (click en el nombre para ver curriculum)
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